Vinci profuit (Montalvo: 8. 1689: 64)
Presentamos hoy uno de los veinte emblemas que se confeccionaron para adornar la Iglesia Mayor de Palermo durante las exequias celebradas en memoria de la reina consorte María Luisa de Orleans, esposa del rey Carlos II, fallecida el 12 de febrero de 1689, recogidos y comentados por fray Francisco de Montalbo en sus Noticias fúnebres (Palermo, Thomás Romolo, 1689). El emblema que nos ocupa, con el lema "Provechosa derrota", representa al Reino de León, acompañado con el siguiente comentario:
"El Reyno de León ilustrava el sexto lugar, cubriendo de tenebroso, y duro hierro las enternecidas piedras de su montaña, para que sirviesse al adorno, lo que no podía a la defensa. Figurávase en un Hombre armado de yelmo, corazas, y un León a los pies, que una corona de azero no podía assegurarse con menos fuertes despojos. Toda la fiereza del África era alfombra de sus plantas, que para demonstración de tan alto sentimiento no pudo hazer más el dolor, que penetrar la herida, hasta rendir la más robusta fortaleza. Coronávase con la gloriosa divisa de sus armas, y la empresa del signo de León en el Zodiaco, y la Clava de Hércules en tierra, con el mote: Vinci profuit. Feliz muerte, pues con el mismo golpe, que derrama la sangre, viste de púrpura el sacrificio, enquadernando con la inanimada piel la más heroica hazaña del ardimiento, y convirtiendo el obscurecido despojo en el índice más luciente de los Astros. La verdad de este fabuloso enigma quería decir, que del modo, que el León Nemeo vencido de Hércules subió al Cielo a transformarse en signo, así María Luysa de Borbón Reyna de las Españas rendida al poderoso brazo de la muerte, avía mejorado de fortuna, y de Corona en el descanso eterno de la inmortalidad. De las doze Casas del Zodiaco, en que el Sol es successivamente huésped, solo la de León pareze Palacio propio de sus luzes, porque desde ella sus ardores enjugan las humedades de Aquario, con que para templar las lágrimas del común sentimiento no pudo la Empresa prevenir al alivio más acomodado Alcázar, que el símbolo de León, sobreescriviéndole ingenioso con el desvelado espíritu de las siguientes Cláusulas.
Nativo Leone generosior, / Ex horrido speciosa,
Squaloris foedor illuvie / Nunquam non victrix legio.
Si vel soporis in sinu / Oculatus excubat Leo;
Ad coronatos Barboniae cineres / Novus maeroris argus
Advigilo".
La victoria frente al león nemeo no fue únicamente provechosa para Hércules (v. Saavedra: 97), sino también para el propio león, que fue recompensado con la inmortalidad.
Sobre la luminosidad de la constelación de Leo, véase Romaguera: 7.
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